jueves, 25 de febrero de 2010

Uchpa - Qukman muskiy (2000)



Una enérgica combinación de música folclórica,blues y grunge convirtieron a los muchachos de Uchpa en un plato exquisito a devorar sin aliento en todo pequeño concierto y entusiasta festival rockero que se organizará por aquellos tiempos. Las primeras notas de "Corazón contento","Chachaschay" (un huaylas de Andahuaylas) o "Kusi Kusun",formaban pogos enfermizos y zapateos que parecían escondidos por años en los corazones de aquellos asistentes.Recuerdo haberme quedado hipnotizado por la presencia del vocalista,siempre bajo la atrapante sombra de su gran sombrero de danzante de tijeras.Los conciertos de Uchpa,eran una feroz epilepsia.

Uchpa - Qukman Muskiy (2000)

Electro-Z - Electro-Z (1999)



Es increíble la capacidad lúdica que estos músicos impregnaron en este debut y despedida como Electro-Z. Este disco es un subibaja monstruoso.La conversión de la música en un monstruo que salta sonriente y no acepta su naturaleza filuda. la banda sonora perfecta para un grupo de amigos que bien pueden huir de la noche con unas botellas de licor robadas o correr tocando todos los timbres de una manzana.Dejando la basura en la puerta de un enemigo en común.O simplemente cantando entrelazados como un humanoide de tres cabezas, dos brazos y 6 piernas.
Muchos insisten en considerar la presencia de Electro-Z como un fenómeno paranormal en una convencional escena musical peruana, para la época en que se gestó el disco.Yo creo que evitaron todo tipo de solemnidad y constituyeron un disco rabiosamente naif.

Electro-Z - Electro-Z (1999)
Esta subida esta dedicada a "Mi Juguete Rabioso", la banda que nunca pudo ser.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Georges Schwizgebel - 78 Tours (1985)



Este trabajo de animación es impresionante.Una caricia audiovisual, un engranaje preciso y grato, como una brisa generosa acariciándonos lentamente.Cada cambio cromático es un placer irrepetible.

The Modern Electric - The Modern Electric (2009)


Siempre me resulta grato escuchar a esta banda.Me remite a mi infancia,cuando tenía 4 o 5 años y a pesar de no pertenecer a ella lo hace con mucha emotividad.Vivía en un pequeño departamento con mi madre,una joven que había viajado de la provincia a la ciudad y trataba de sentirse parte del ambiente.Una madre soltera y sin la familia con la que había crecido, una madre soltera y en soledad, que vivía con un pequeño salvado de morir al nacer por complicaciones prematuras y que sorprendentemente ya tenía 4 o 5 años.Era la época del terrorismo.Los "coches bomba" explotaban como el llamado de los vendedores ambulantes por la ciudad y las luces casi no existían.Por ello la gente se refugiaba en sus casas,temerosos,algunos desfogando la frustración de la incertidumbre creando más incertidumbre y los que no podían ,lloraban.Lloraban escuchando canciones en pequeñas radios que funcionaban con pilas.Mi madre era una de esas personas.
Cuando yo tenía 5 años ya estaba en el "nido", por lo tanto mi abuela ya vivía con nosotros, así que estos recuerdos deben corresponder a los 3 o 4 años.Los tengo presente.Como el recuerdo de un niño entrando a un consultorio de la Av. Abancay,donde atendía el Dr. Castro.Un niño de dos años, con yesos en las piernas.Ese recuerdo me vino un día a la cabeza y recuerdo hasta las personas que esperaban en él.Por lo tanto no creo equivocarme pero tampoco puedo ser exacto, las imágenes que proyecta este disco en mi, sucedieron entre el '86 u '87.
Debe ser su sonido, deudor de las tantas bandas de soft rock de los 70's u 80's que mi madre escuchaba en aquella radio, conmigo como si fuera un oso de peluche, durmiendo en el piso con un petate tirado al piso,respondiendo a preguntas tontas o incomodas sobre mi padre o sobre el amor y reformulandoselas también.Quién sabe.
Desde Cleveland se gestó este álbum cargado de melodías bellas y nostalgia, de guitarras aparentemente inofensivas, de teclados por momentos inquietos pero que solo sirven para enmascarar una profunda soledad.Una soledad que se repite de generación en generación.

Delinke

lunes, 22 de febrero de 2010

Natasha Luna - Emilio (2005)



A Natasha Luna todos la quieren en sus filas. La escena dark, doom metal, indie y gótica hablan de ella en sus blogs, entre amigos y la colocan en el, a veces, efímero, inflado y sobre todo ingrato pedestal del estrellato musical under (¿under? aún se usa ese término). Pero ella sabe que no pertenece a ningún lado, al menos con su música parece no querer llegar a uno concreto. Sin embargo, está en movimiento a pesar de la monotonía, de la uniformidad entre canción y canción. Lo estático no existe. El movimiento es intrínseco. Parece influenciada por aquel sonido de Portishead, los momentos mejor logrados de Radiohead, los más inspirados de PJ Harvey o Fionna Apple, pero en realidad su música es la de The Smiths y algunas banditas grunge de los ya lejos noventa.

Su primer disco “Emilio”, no sorprende, pero estremece. Parece una experiencia cinematográfica, llena de escenas en blanco y negro contrastadas, de panoramas sobrios, miradas contenidas y movimientos en cámara lenta. Las canciones de Emilio despiertan un factor interno, un deja vu. Lo sorprendente tal vez sea su producción. Dicen gestado completamente por ella misma. Un teclado viejo y momentos de soledad en casa, para evitar la fatiga explicativa. Me da miedo tocar en vivo, la escuche decir en un programa de televisión que solo ella hizo interesante. Y me enamoré. Pero como el amor no es leal. Busque su música en la red y solo logré encontrar este primer álbum, este imperdible y envolvente trabajo, esta obra de pasajes oscuros inspiradores, de melodías etéreas, de una voz que parece resistirse a su definición, que quiere quedarse en la raíz de un cuerpo vulnerable que camina cabizbaja con su mochila por el campus de alguna universidad, uno que pasa inadvertido, pero con la energía real de una guerrera onírica.

Su segundo disco, titulado “N” y que ella relaciona con la insuperable película de Lang “M, el vampiro de Dusseldorf”. No es accesible por la red. Al parecer ella misma ha pedido a los que lo tienen y le piden el permiso respectivo no subirlo. Ellos entienden. El disco parece que fue largamente concebido, con muchas dificultades. Y no lo han hecho, por ella y porque el disco merece ser comprado, dicen. “Emilio” es para mí, un disco motivador, me hace pensar que los finales no pueden ser tan malos.

(El album permanecerá por tiempo definido por pedido expreso de la autora).